
Una nueva calle llevará el nombre de Juan Col, el ingeniero italiano que modernizó Corrientes
Los concejales capitalinos resolvieron autorizar que una nueva arteria, que atravesará el predio de La Unidad entre las calles Don Bosco y Padre Borgatti, sea nombrada como el diseñador del antiguo penal y de la mayoría de los edificios emblemáticos de la ciudad de fines del 1800.

14/05/2025
Se trata de un merecido homenaje para quien dejó su impronta de conocimiento en todo el casco histórico de Corrientes, en una época en que el desarrollo y el progreso eran los valores que llegaban a la sociedad.
El casco histórico de la capital de Corrientes permite
avizorar la huella de modernidad que la llamada “generación del 80’” le
imprimió a las ciudades, que hasta entonces vivían con la impronta de la
colonia. Donde había casas con galerías y grandes patios enlazados desde el
frente y hasta el fondo, comenzaron a aparecer significativos edificios de
mayor magnitud, así como materiales nuevos: mármol y rejas forjadas, balcones y
altas columnas dóricas con volutas de acanto. La impronta clasicista italianizante
fue símbolo de modernidad, que miraba a Europa, y que fue impulsada con fuerza
por el gobierno provincial para que fuera la imagen de los edificios públicos
de la época. Y entre los ingenieros y constructores de la época, se
distinguió especialmente Juan Col, arribado a la zona para colaborar con el
trazado de lo que luego sería la ciudad de Resistencia, y afincado en
Corrientes, donde permanecería hasta su fallecimiento a los 54 años.
La Casa de Gobierno, la fachada de la Iglesia de la
Merced, las escuelas Belgrano y Sarmiento, las iglesias de La Cruz y Santa
Rita, varias decenas de viviendas que pertenecieron a familias con
posibilidades económicas para requerir el cambio y también la Unidad Penal –
con aspecto de castillo medieval, así como el llamado Castillo del Doctor
Robert – fueron creación de Col, quien además impulsó la constitución de varias
sociedades que fomentaban el conocimiento de la ingeniería y la matemática.
Para quienes investigaron y divulgaron su obra, Juan Col
– o Giovani Col, como lo registran en la Sociedad Italiana de Socorros como
socio número 44 y responsable de la edificación de su emblemático
edificio – no tiene suficiente reconocimiento público, pese a que la
modernización de las ciudades de todo el Nea, son parte de su legado.
Desde el gobierno de Corrientes, a través de una petición
del gobernador Gustavo Valdés al concejo deliberante capitalino, impulsaron a
modo de homenaje, que una calle de convivencia que estará ubicada dentro del
predio de La Unidad, lleve su nombre. Los ediles aprobaron la solicitud en la
sesión de la semana pasada, y ahora el ingeniero – uno de los primeros
matriculados que tuvo la sociedad correntina de fines del 1800 – tendrá su
nombre plasmado en una calle dentro de una de las obras más emblemáticas que lo
identifican: el complejo de La Unidad.
Aval al desarrollo
“A la obra de La Unidad el Concejo Deliberante capitalino
la tomó también como propia, ya que toda la edificación y las reformas que
están haciéndose en ese proyecto, tuvo primero que tener la aprobación del
Concejo para poder avanzar. Y el cuerpo dio su aval unánime, los ediles lo
vieron como una obra de magnitud significativa y enriquecedora, tanto desde la
preservación arquitectónica , el desarrollo económico, cultural y social”,
recordó por su parte Marcos Amarilla, presidente del Concejo Deliberante de
capital.
En ese sentido, apuntó además que el pedido de imponer el nombre de Juan Col a la calle de convivencia que atravesará el predio de la ex unidad Penal Nº1, ahora proyectada para ser inaugurada como el mayor centro de desarrollo tecnológico, gastronómico y de conocimiento del NEA, partió del propio gobernador Gustavo Valdés. “Nos envió una nota con ese pedido expreso, y para nosotros fue una solicitud muy acertada, por lo significativa de la marcada arquitectura de Col en Corrientes, que dejó su huella tanto en La Unidad como en las escuelas Sarmiento y Belgrano, en el actual Ministerio de Seguridad, la Iglesia Catedral, la Catedral de Goya y muchos otros edificios públicos que están marcados con su impronta. La mayoría de sus obras son ahora patrimonio cultural de la ciudad”, recordó.
Impulsor de la modernidad
“Giovanni Col”, tal como la Sociedad Italiana lo
identifica con su nombre original, llegó a Corrientes a mediados del 1800, con
estudios académicos que terminaron por impactar en la profesionalización de la
construcción, que hasta ese momento se regía casi exclusivamente por los
conocimientos que los españoles – entre conquistadores y sacerdotes de diversas
órdenes religiosas - habían legado a los aborígenes, y luego maestros artesanos
de la ciudad.
Según los profesores Ramón Gutiérrez y Ángela Sánchez
Negrete, autores de una obra referente en materia de historia y arquitectura en
la región llamada “Evolución urbana y arquitectónica de Corrientes”, el aporte
de Col fue especialmente trascendente como para signar la identidad que todavía
tiene la ciudad, y a la vez, insuficientemente reconocido.
Poco se sabe también de su vida personal, aunque los
autores aseguran que – pese a su trascendencia – no se enriqueció en los cargos
públicos que le tocó desempeñar, y que se destacó también por fomentar el
aprendizaje de conocimientos científicos y académicos que él poseía y que en la
región todavía no eran tan extendidos. Hasta ese momento, “la arquitectura de
Corrientes entre 1810 y 1850 puede definirse como de transición. Ello implica
por una parte la continuidad y las persistencias, y por otra, la renovación y
las transformaciones. Persistía la arquitectura poscolonial, con
predominio de las tradiciones locales, modos de vida, técnicas constructivas y
valores simbólicos. Pero también, existe el cambio, con voluntades de
renovación, basado en la necesidad de consolidar físicamente una realidad
urbana y los nuevos valores del progreso y la modernidad. Hasta fines del siglo
19 la coexistencia se dará sin conflictos. La realidad “urbana” tenía mucho de
rural y las limitaciones económicas y tecnológicas mantenían una producción
arquitectónica dentro de la tradición maderera”, describen los autores.
Las diferencias entre “tradición” y “modernidad”, se
planteaban en torno al uso de la madera y la existencia de la galería externa.
Pero, hay un proceso de “modernización” tecnológica, cuando las columnas de
madera que venían haciéndose artesanalmente desde la colonia, comienzan a
tornearse en serie, dando lugar a columnas circulares. Progresivamente,
la idea de modernidad y de prestigio estaba aceptada entre las elites
correntinas, que debían aspirar a casas sin galerías frontales y de cubierta de
azotea. La portada neoclásica que instaló el gobernador Ferré en el antiguo
colegio Jesuítico (actual Colegio Nacional, donde funcionaba entonces la Casa
de Gobierno), hablaba del pensamiento oficial sobre el tema.
El ordenamiento urbano trajo una necesaria renovación
edilicia, con dramáticas demoliciones para alinear las calles. Otro cambio
significativo sería la aparición de la idea de “fachada”, en lugar de una
sucesión de patios. La utilización de rejas de hierro que reemplazan a las de
madera identificaba las posibilidades económicas de los propietarios y era otro
símbolo de prestigio.
La arquitectura de transición, marcaba la última fase de
la arquitectura hispánica del periodo colonial, y abría el ciclo de la
arquitectura clasicista italianizante.
Una ciudad cambiante
La profunda obra de investigación de Gutiérrez y Sánchez
Negrete permite conocer, casi como un viaje al pasado, cómo era la ciudad
de Corrientes hacia fin del siglo 19. En 1864 el Agrimensor de la ciudad,
don Salvador Umbert, realizaba la delineación de las calles tratando de
equilibrar las líneas rectas y las edificaciones. Sobre la costa, en 1869, se
reconstituye la Muralla del Puerto de Rioja a Tucumán, continuando la obra en
1876 en la zona del Puerto de Pasajeros.
Las obras de infraestructura paralela a la edificación de
gran parte del equipamiento comunitario (casa de gobierno 1881 –mercado 1877 –
las iglesias San Francisco, La Merced, del Rosario y Catedral, La Cruz) los
hospitales (Santa Rita – San Juan de Dios – Asilo), Penitenciaría y terminal de
ferrocarril nacional, determinaron sectores de la ciudad con roles
diferenciados, que luego enlazados por el transporte público crearían los
“pisos económicos”, aptos para la localización de economías privadas, específicamente
de comercio mayorista y minorista, que exigía mayores servicios.
En los diarios de la época estas actividades eran
promocionadas a través de ofertas: “local comercial con tranvía en la
puerta”. Además de estos locales, mayormente de ramos generales, había un gran
número de comerciantes itinerantes, que se establecían entre 15 y 20 días en la
ciudad, en alguno de los varios hoteles en torno al puerto.
Aparecen también el adoquinado de las calles, la avenida 3 de Abril (proyecto de Col), el Paseo Italia, y la remodelación del Paseo de Marte (Parque Mitre).
Imágenes del pasado y del presente
Por otra parte, también Ángela Sánchez Negrete y esta vez
junto al arquitecto Gabriel Romero (ex Presidente del Instituto de Cultura de
la provincia y actual decano de la Facultad de Artes de la UNNE), compilaron en
una obra que publicó la Municipalidad de Corrientes en 2006 unas 50 fotografías
históricas, que fueron capturadas por distintos fotógrafos desde 1875 en
adelante. Entre ellas, se pueden apreciar con perspectiva del pasado las obras
que realizó Col, a cargo del área de Obras Públicas, muchas de las cuales aún
se aprecian en la actualidad.
En el Paseo Italia (Calle San Juan al 400), al pie del
monumento, una placa realizada con mosaicos le rinde homenaje, con el nombre de
Giovanni Col. Desde la Sociedad Italiana de Socorros Mutuos aportan también un
documento histórico: el legajo que registra a Col como socio de la institución,
entre sus ilustres asociados.
Imagen 1 – Puente de la Batería, actual entrada al Parque
Mitre. Col diseñó el acceso y el paseo botánico del Campo de Marte, asi como
proyectó allí un zoológico. También fueron sus obras la avenida España y la
Avenida 3 de Abril.
Imagen 2 – La capilla Santa Rita, fue encargada a Col por
Juana Cabral, quien donó los fondos para su construcción, así como el hospital
de mujeres construido al lado (actual Instituto de Cardiología, en Bolívar y
Córdoba).
Imagen 3 – Cárcel o Penitenciaría, actual predio donde se
edifica La Unidad. El diseño fue encargado a Juan Col, quien ya había
proyectado la Casa de Gobierno, las escuelas Belgrano y Sarmiento y varias de
las Iglesias de la ciudad. El edificio sigue los lineamientos de Castillo
feudal, con torres que luego fueron demolidas y en la actualidad se
reconstruyeron. La obra fue iniciada en 1877.
Imagen 4- Casa de Gobierno. El sitio había sido ocupado
desde la fundación, en 1588, por la iglesia Matriz, pero en 1874 se decide que
funcionara en la Iglesia del Rosario (actual Iglesia Catedral). La obra comenzó
en 1881 y se terminó en 1886. La imagen es posterior a 1910, ya que se ve la
cúpula del salón Amarillo (1896), los cables del tranvía y alumbrado público.
Las personas en las esquinas esperaban el transporte público.
Imagen 5 – Iglesia de la Cruz de los Milagros – La obra
se inició en 1888. El cementerio – se ve en la imagen delante de la
construcción – fue trasladado en 1897 hacia el nuevo cementerio San Juan
Bautista. En la plaza, se registra un alambrado perimetral, que se utilizaba
para evitar el ingreso de caballos. El alumbrado era a kerosene. En el 1900,
fue el lugar elegido para entronizar a la Virgen de Itatí, dando origen a las
primeras peregrinaciones en su honor.
Otras imágenes: plaza Italia – Ficha de Socio de Giovanni
Col, aporte de la Sociedad Italiana de Socorros Mutuos de Corrientes.