Miguel Olivieri: "La experiencia de intendente te da más ejecutividad"
El nuevo Ministro de Coordinación y Planificación dialogó con medios locales al concluir su primera semana en el cargo. Durante ocho años fue jefe comunal de Monte Caseros. Ahora es el nexo entre los distintos ministros y también entre la Provincia con los intendentes.
20/12/21
Hace una semana juró como
Ministro de Coordinación y Planificación, se acomodó en el despacho asignado en
la Casa de Gobierno y empezó con los primeros sondeos y contactos en su nueva
función. Sabe que debe seguir el mismo ritmo de actividades adquirido en los
últimos ocho años en el Municipio de su ciudad, la sureña y fronteriza Monte
Caseros. Es como un futbolista que empezó a jugar en primera y no debe bajar
los decibeles, sino entrenar y entrenar para ser titular y ganar partidos.
Miguel Angel Olivieri
llegó a la ciudad de Corrientes con importantes pergaminos municipales y asumió
el desafío de ser una de las caras nuevas del gabinete de Gustavo Valdés en
modo segundo mandato.
Apenas le propusieron,
armó las valijas, viajó y se puso a disposición del gobernador.
Siguiendo con el
paralelismo del futbolista, se puede decir que Olivieri aceptó integrar el
plantel sin importar el puesto y la función dentro de la cancha. Tanto, que
pocas horas antes del partido debut recién supo qué número de camiseta le tocaba.
Y como ministro, esa casaca era la de mediocampista central. Es el que enlaza
la defensa y el ataque, pero también el que corre, transpira y recupera el
balón. Algo o mucho de esas labores les tocarán cumplir al ahora ministro.
"La experiencia como
intendente te da más ejecutividad en este ministerio", resumió Olivieri
con voz tranquila en una entrevista concedida a época el viernes último, en el
cierre de su primera semana en el cargo.
¿Cómo se siente en su
nueva función, está cómodo?
Sí, la verdad es que estoy muy bien, muy cómodo en este ministerio. Hay tantas
cosas por hacer, pero además para proyectar. Estamos haciendo un poco las dos
cosas en estos primeros días. Evaluamos proyectos nuevos y trabajamos con
legisladores y ministros de otras áreas. Además, vamos conociendo al personal,
visitamos las dependencias, participamos de la reunión con mis pares, entre
otros. Todo, por supuesto, sin perder de vista los lineamientos que estableció
el Gobernador.
¿Su
misión es ser nexo coordinador con los demás ministros y con los intendentes?
Básicamente es eso. Ya nos hemos reunido prácticamente con todos los ministros,
salvo los de Seguridad y Justicia, porque hace poco asumieron. También comencé
con las reuniones con algunos intendentes y a otros los estoy llamando por
teléfono para tomar contacto y ponerme a disposición.
Muchas veces, y sobre todo a
los municipios más chicos, les cuesta venir a Capital desde el interior. Más
allá de eso, el Gobernador es uno que visita a cada uno de los pueblos y
ciudades de la provincia, así que el contacto es bastante periódico.
¿La
visión de intendente lo coloca en otro escalón para ser ministro?
Haber sido intendente nos da mayor ejecutividad en este ministerio. Uno puede
estar todo el día sentado en una oficina recibiendo gente, atendiendo, y parece
que trabaja toda la jornada. Sin embargo, la tarea completa es escuchar y
conseguir cosas. La idea es hacerlo más ejecutivo, más presencial, en base a mi
experiencia como intendente.
Habitualmente, en los
municipios uno está en contacto con los ciudadanos en la calle y en la
Municipalidad, y después va teniendo reuniones periódicas con sus funcionarios.
Acá es como que hay más
tiempo para reuniones. Y en ese sentido, yo quiero que no todo sea reuniones,
sino tratar de armar equipos de profesionales en distintas áreas de gobierno y
comenzar a trabajar con proyectos.
¿Qué cree que Valdés notó
en usted para elegirlo?
Cuando visitaba la ciudad o en declaraciones públicas, el Gobernador manifestaba la posibilidad de incorporar a su equipo a un intendente que cesaba su mandato. Seguramente la cualidad de la ejecutividad habrá primado. Creo que esa fue la razón fundamental. Y siempre uno por ahí cuando va a comenzar un segundo mandato busca oxigenar distintas áreas de gobierno y puede ser que haya pasado una situación de este tipo en mi caso.
¿Es verdad que primero le
dijo que será ministro y horas antes de asumir recién le precisó de qué
ministerio?
Así fue. En una oportunidad, hace unos meses, me había planteado la posibilidad de viajar a Corrientes para sumarme a su equipo provincial, pero nunca hablamos de un ministerio específico. Por eso, recién el fin de semana después de su asunción me enteré del lugar asignado. La verdad es que este ministerio es fascinante, muy especial.
Si uno soñaba algo así,
este es el ministerio ideal. Espero estar a la altura de las circunstancias y
no defraudar las expectativas que puso el Gobernador en mí y que ahora todos
los ministros acompañan.
¿Y qué destaca de Gustavo
Valdés, el hombre que lo convocó?
Cuando me lancé a ser
intendente, en 2013, él brindó su primer discurso como candidato a diputado
nacional en Monte Caseros. Desde ahí empezamos a conocernos. Fundamentalmente,
lo que destaco es que es un gran ser humano. Lo vemos en los actos de gobierno y
también en la intimidad de las reuniones de funcionarios.
Tiene una calidez humana
que lo destaca y genera esa empatía particular con el ciudadano. Obviamente,
también la capacidad de gestión que tiene es admirable: creo que no hay un
gobernador en el país que esté todo el día en todos los pueblos de toda la
provincia en forma directa y llegando a cada rincón de Corrientes.
Ya tiene una semana en el
cargo, ¿cómo se imagina dentro de cuatro años en el final de la gestión? ¿Cómo
quiere que se lo destaque?
Me gustaría que dentro de cuatro años el Gobernador me diga que cumplí en forma satisfactoria con la tarea encomendada. También que los intendentes digan que las puertas de este ministerio siempre estuvieron abiertas, y que la relación con los ministros sea excelente de punta a punta.
Normalmente soy de
acompañar y ser solidario en la función con todos, tratando siempre de buscar
soluciones. Ojalá esa sea la tarea cumplida y no pasar desapercibido, porque el
que se sienta en un lugar solamente para estar, pierde el tiempo.
Esa no es la función para la cual uno fue encomendado.